Álvaro Ruiz |
| La plata es una ilusión efímera. Hoy tenemos y mañana escasea. Una reflexión alrededor de las principales preguntas que formula todo empleado que depende, como es natural, de un salario bajo. |
Por Fernando Alexis Jiménez | @misnotasdeldia
Tal vez las escuchó alguna vez. En labios de algún compañero o de alguien más. Son diez preguntas típicas de un empleado, bien sea del sector público o privado. Pasarán los años, pero los interrogantes—al menos la mayoría de ellos—siempre serán los mismos.
Después de una exhaustiva encuesta por todo el país, compartimos con ustedes cuáles son las principales que tiene mayor puntaje:
1. ¿Cuándo pagan? Es muy común escucharla después del 10 o el 20 de cada mes. Los días se vuelven eternos en el calendario.
2. ¿Cuánto cuesta allí el arroz con camarones o la cazuela de mariscos? Un día después del pago de quincena, cuando nos sentimos Tío Rico Mac Pato.
3. ¿Ya te gastaste todo el sueldo? La respuesta del interlocutor casi siempre es con carita triste, como de niño inquieto que se comió la merienda antes del recreo.
4. ¿Qué corrientazo se consigue barato aquí en el centro? La búsqueda afanosa cuando los recursos comienzan a escasear.
5. ¿De cuánto fue el ajuste salarial? Inevitable cuando hay un proceso de negociación. El universo se detiene. Sólo cuenta el porcentaje.
6. ¿Y cuándo viene el retroactivo? Las cuentas ansiosas después que anuncian el nuevo incremento en el sueldo.
7. ¿Ya consignaron la prima? Generalmente esa pariente lejana ya está comprometida cuando preguntamos por ella, pero siempre la anhelamos con ansiedad.
8. ¿Ya llegó mi resolución de vacaciones? Todo un acontecimiento, aun cuando por falta de plata nos quedemos en la casa. La primera semana dormimos hasta tarde, una delicia; la segunda, a visitar familiares se dijo, ojalá cercanos a Cali y, la tercera, deseosos de volver al trabajo porque ya no aguantamos los mismos programas de televisión por cable o las películas que anuncian como “estreno” pero que vimos cuando éramos adolescentes.
9. ¿Y ese prestamista que me recomendaste si es buena gente? Pregunta ingenua porque todo gota-a-gota es inmisericorde y miserable. Ofrecen sus servicios con una sonrisa, pero cuando llega el día de cobrar, vienen con los ojos inyectados en sangre, lo que deja entrever qué ocurrirá si no se les paga.
10. ¿Quién me presta para el bus? La más cruel de todas, pero que alguna vez hicimos cuando al abrir la billetera comprobamos que no había un peso e iba tocar echar sandalia hasta la casa… El asunto es que uno vive en Jamundí o Palmira…
Lo más probable es que a todos nos haya ocurrido. La escasez de recursos tocó a la puerta. Nos tomó por sorpresa. Sentimos que la tierra se hundía bajo los pies. Olvidamos que la plata es efímera, que es alegría para hoy y sensación de vacío para mañana. Que es hora de recuperar la tradición del marranito en el que ahorrábamos, así él nos mirara con desconfianza cada vez que nos acercábamos o que debiéramos sacrificarlo al final de mes.
Pasarán años, saldré jubilado y quizá usted me verá sentado en una banca de la Plaza de Caycedo junto a Álvaro, Yecid, y Carvajalito hablando de las épocas de antaño, y puedo asegurarle que estas diez preguntas no habrán perdido vigencia. Serán las mismas entre quienes dependen de un salario, con lo cual no podemos concluir que pierde asidero aquello de que “Todo tiempo pasado fue mejor”…
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