Junto con Luis Eduardo y Ana, están sus hijos Yuliana y Camilo, que se han sumado a este esfuerzo teatral en el que converge por lo menos, una docena de personas.
Si hay algo que llama poderosamente la atención, es que Luis Eduardo Jiménez y su esposa Ana Rosario Grisales, llevan más de 30 años aportando a la dramaturgia regional y nacional y, sin embargo, tienen tiempo para atender invitaciones, enseñar artes escénicas a las nuevas generaciones, realizar el Festival Nacional de Teatro de Palmira y, ahora, escribir un libro.
Dialogamos al calor de un cafecito y en el breve espacio de su agenda, como docente y director de la Fundación Casa Escénica El Teatro Vive.
¿Cómo nació el libro?
Bueno, el libro es una iniciativa de por recuperar la historia y la reseña de la compañía El Teatro Vive durante esos 32 años de vida artística. Recogemos muchos detalles que, nuestros seguidores, desconocen. Por ejemplo, cuál fue nuestra primera puesta en escena: “La mujer que llegaba a las seis”, de García Márquez.
¿En qué año nace el Teatro Vive?
En la década de los años 90 nosotros. El libro recoge nuestro devenir histórico. La trayectoria en el Valle del Cauca, en Colombia y a nivel internacional, como nuestra reciente participación en un festival de teatro emblemático de Cuba. Nuestro punto de inicio, podríamos decir, es el año 1992.
¿Cómo se puede, desde El Teatro, generar conciencia social y aportar a la lucha por el cambio?
Creo que precisamente a la vez de las puestas en escena se trata de inicialmente generar sensibilización con los espectadores, y luego enfatizamos el aspecto participativo de las comunidades.
A través del teatro creamos conciencia en las comunidades, sobre su realidad y problemática, a la que están acostumbrados, que quizá no la ven. De ahí que buscamos que se articule el compromiso de las comunidades por el cambio. Que se sumen a la transformación de sus condiciones.
¿Cuántas obras escritas al momento en el caso de teatro?
Originales, tengo 17 obras escritas y otras 3 performances que presentamos en escenarios abiertos. Un trabajo para la calle, digamos, son puestas en escena que rompen el esquema tradicional de la narrativa.
¿Cuántas personas han formado sea a través de El Teatro Vive?
Uff, no podría decirles el número exacto, porque han sido muchas personas. Pero si hemos de redondear cifras, podría decir que más de 120 hombres, mujeres y adolescentes.
¿Y la participación en eventos nacionales internacionales?
Entre nacionales, perdí la cuenta. En el exterior, también. Lo más reciente es nuestra intervención en Cuba, en un festival muy popular de La Habana, Cuba
¿Durante el estallido social, ustedes se presentaron en varios escenarios, trayendo esperanza y aliento?
Sí, claro, uff, contundentemente. Ahí nosotros hicimos, recuerdo, “La cerdada”, que impactó bastante en Cali, Palmira, El Cerrito, Candelaria y Jamundí.
¿Y de las obras con carácter social?
Hay varias. Abordamos temas del desplazamiento urbano y rural, la violencia, las desapariciones y puestas en escena que hablan de la pobreza que viven los colombianos.
Junto con Luis Eduardo y Ana, están sus hijos Yuliana y Camilo, que se han sumado a este esfuerzo teatral en el que converge por lo menos, una docena de personas. De ahí que el lanzamiento de “Teatro y transformación” en el marco de la Feria Internacional del Libro de Cali, FilCali2024, haya marcado un hito histórico.