En pleno centro de Cali, a escasos metros de la Plaza de Caycedo, está la “Librería del pueblo”, un espacio donde venden libros de segunda mano. A precios irrisorios, puede leer grandes obras de la literatura clásica.
Fernando Alexis Jiménez | Dirigente Sugoviano
Si la última vez que le preguntaron quién era Ángela Becerra, usted respondió dubitativo y con desparpajo que era una de las finalistas de “Yo me llamo”, el programa de televisión, entonces es hora de ir a la “Librería del pueblo”.
Ángela es una escritora caleña ganadora de varios premios internacionales. Por eso, además de torturar las neuronas es esencial llenarlas de conocimiento. Hoy es posible gracias a que, en la venta de libros de Conrado Ramírez, se consiguen textos que van desde los $2000 hasta los $20.000, el más caro.
“Comencé el negocio hace casi 30 años. Trabajaba con Vicente y doña Norha, que vendían ejemplares de segunda mano, detrás de los Cinemas. ¿Recuerda? Yo lo vi a usted allí, pidiendo rebaja. Luego, ayudaba en la venta a Jorge Ramírez, aunque no es primo mío, ni siquiera pariente. Mera coincidencia. Él estaba en la calle 11 con carrera cuarta. Un día empacó sus pocas pertenencias y se fue para Noruega. Quizá no vuelve. Después de un tiempo, decidí aventurarme con mi propio emprendimiento”, asegura mientras atiende público y responde a nuestras preguntas.
Está ubicado frente a la DIAN, a media cuadra de la Plaza de Caycedo. Primero tendía una tela y encima los libros. Luego una tolda. Hoy su oferta de obras literarias es bastante amplia. Varios servidores de la Gobernación se dan cita a mediodía en el lugar, desafiando los calores intensos que azotan a Cali.
LIBROS MUY BARATOS
Una novela de Miguel de Cervantes Saavedra se consigue en $20 mil. Imagino que, si viviera hoy, se ofendería porque su creación artística está en la librería agáchese y más, por ese precio tan bajo. O quizá, se alegraría porque la cultura está al alcance de todos.
“Aquí vienen a comprar de todos los estratos sociales. El ejecutivo, pero también el que anda paspado y no tiene sino monedas. Unos y otros se llevan su librito. Luego los ve uno en el paseo Bolívar disfrutando de la lectura”, explica Conrado quien, a punta de ejemplares usados, hoy cursa una formación universitaria. “Nunca es tarde para superarse”, dice este hombre con pinta de Quijote en tiempos de bonanza.
¿De dónde proviene la mercancía? Unos textos los compra a otros libreros, con quienes comparte la pasión y el oficio, y otros son regalados. “Una vez los leen, los traen como en las épocas en que había cuentos en formato de comic o novelas de pistoleros. Se cambiaban en el lugar donde los compraban.”
Salimos de ahí con nostalgia, ante la despedida emotiva y sincera de Kafka, Cervantes Saavedra, García Márquez, Vargas Llosa, Sábato, Carlos Fuentes y tantos otros que seguirán ahí, esperando por un comprador… (Crónica de Fernando Alexis Jiménez)
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