De la beligerancia a la paz para entendernos
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La paz, un anhelo de todos los colombianos |
Por Fernando Alexis Jiménez
El debate hacia la casa de Nariño por parte de los aspirantes a la Presidencia, el enfrentamiento enconado entre Santos y Uribe, el Mundial de Fútbol, el arribo de James Rodríguez a España y tantos otros hechos de primera plana, parecieran empañar y arrojar una cortina de humo sobre un tema del que ningún colombiano puede estar ajeno: el devenir del proceso de Paz y los diálogos de La Habana.
En su posesión este 7 de agosto el Presidente Santos aludió nuevamente a la paz, no tanto porque esté convencido del tema sino por dos motivos fundamentales: Constituyó el caballito de batalla que junto con doña Mechas–la del vídeo de JuanPa y Zurriaga–,y por ser un punto coyuntural que encarna las aspiraciones de millares de colombianos, se convirtieron en la punta de lanza para asegurar su reelección por otros cuatro años más.
El tema de los diálogos de La Habana volvió a saltar a la palestra con la reciente Preconstituyente realizada en la Universidad del Valle, en Cali, para escoger los representantes de las víctimas, cuando unos–las víctimas de los paras--y otros–los de crímenes extraños que en su momento se atribuyeron al Estado–se trenzaron en una batalla campal que sólo favoreció a los enemigos del diálogo y el entendimiento.
Los diálogos de Paz son un tema que nos atañe, porque de la mano con una eventual desmovilización de la insurgencia, está la urgencia de crear mecanismos orientados a generar justicia social, al cese al fuego que nos permita entendernos sin que prevalezca la acción arbitraria “de los que hablan más duro y golpean la mesa“. No es a gritos, ni con odios, ni con sectarismos, ni con violencia–del sector que sea–como vamos a construir un nuevo país.
Más de cincuenta años de guerra–sin entrar en el debaje de si ha sido justificada o no–obligan que todos orientemos nuestros esfuerzos a entendernos, a caber en un mismo país, a perdonarnos y de ser posible, a darnos una nueva oportunidad para que nuestros hijos y nietos comprueben por qué razón Colombia es el mejor vividero del mundo.
El ejemplo más vívido fue sin duda el demostrado por Jenny Castañeda cuya madre–líder de viviendistas en Puerto Triunfo, Antioquia–, perdonó a Ramón Isaza, el temido jefe de un grupo ilegal del Magdalena Medio. “Vine a decirle que lo perdono“, fueron las primeras seis palabras de esta joven cuando fue a visitarlo a la cárcel. El documental fue transmitido en “El mundo según Pirry“. Un ejemplo, un principio de entendimiento, la base para que arranque el camino de entendernos, de no radicalizar posiciones porque la paz está por encima de cualquier otro interés.
Los diálogos de La Habana constituyen un asunto de todos, y no solo de los pazólogos que creen sabérselas todas alrededor de temas de temas del conflicto y cómo llegar al anhelado día en que se produzca un acuerdo para el cese el fuego unilateral.
La paz, insisto, es asunto de todos y en esa dirección debemos marchar todos, aportando nuestro granito de arena para no seguir regando la tierra con la sangre de los inocentes.
NOTA OBLIGATORIA: Esta Columna compromete el criterio de su autor —periodista en ejercicio por muchos años— y no necesariamente interpreta el pensamiento del movimiento sugoviano.
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El Sindicato Unitario de la Gobernación del Valle del Cauca-Diverso pero Unitario, es una Organización Sindical de Industria y/o rama de actividad económica de primer grado y mixta, que tiene en su seno a Servidores Públicos adscritos en los Niveles Central-Descentralizado, EICES-ESES-de Nivel Dptal. y Funcionaros de Educación planta FODE .
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