Falleció Alejandro Gómez Roma, autor de la canción “Cuba sí, yanquis no”
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El cantautor Alejandro Gómez Roa junto a Fidel Castro, Presidente de Cuba |
Por Dic Emanuelsson
Hay hombres en la vida que uno nunca olvidará. El colombiano Alejandro Gómez Roa es uno de ellos. No porque fuera el compositor de la canción y consigna “¡Cuba sí, yanquis no!” sino por su entrega a la causa revolucionaria, tanto en Colombia como en Cuba o Venezuela. Hoy me llega la información que ayer, 9 de septiembre, falleció el compañero.
Con Venezuela. Lo conocí la primera vez en la caravana “No pasarán” que salía de Bogotá rumbo a Caracas. Eran los primeros días de 2003 y la contrarrevolución venezolana entraba en el segundo mes para estrangular la nación vecina. Los gerentes de Pdvsa se habían levantado de sus sillas, llevándose todo, inclusive las claves del sistema computarizado de la producción y distribución del petróleo venezolano. Pusieron todo en una sola canasta para derrocar al gobierno revolucionario durante el sabotaje petrolero.
De Bogotá salimos en siete u ocho buses, en una acción en solidaridad con Venezuela organizada principalmente por los sindicatos colombianos. Llegamos a Cúcuta y pasamos la frontera donde íbamos a hacer trasbordo a buses venezolanos en la ciudad fronteriza San Antonio.
Era confrontación total entre revolución y contrarrevolución y se notaba en la plaza de San Antonio donde los “escuálidos” nos gritaron “guerrilleros, terroristas”. Los chavistas nos dieron una bienvenida en una ciudad y región mezclada por el poder de la oposición antichavista y apoyada por el paramilitarismo colombiano. A unos pocos kilómetros de allá, el paramilitarismo masacraba colombianos en alianza con el Ejército Nacional. El jefe era Salvatore Mancuso y terminando su obra sangrienta ya habían sido asesinados decenas de miles de habitantes en Santander y el Norte de Santander, tildados de… “guerrilleros, terroristas”.
Disparando a los buses. A las diez de la noche partimos de San Antonio con Caracas como destino. En la ciudad de Rubio nos estaban esperando con piedras y balas que fueron disparados contra los buses. Alejandro y su esposa se salvaron por un milagro de ser las primeras víctimas mortales cuando un tiro atravesó el vidrio donde estaban sentados los compañeros. Pero Alejandro estaba totalmente tranquilo.
En San Cristóbal, capital de Táchira, nos quedamos por la noche en los pasillos de un estadio de béisbol y los choferes, horrorizados por los ataques opositores, no se atrevieron a continuar el viaje hasta Caracas, para el cual habían sido contratados. Pero no solo ellos se negaron a avanzar, un grupo considerable del sindicato banquero colombiano también regresó a Bogotá. La situación era complicada.
Nos quedamos todo el día ahí en la ciudad hasta que los chavistas locales lograron conseguir buses municipales que nos llevarían hasta Caracas en un viaje que duró dos días. Luego de un mes fue derrotada la contrarrevolución venezolana a un costo de casi 20 mil millones de dólares.
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Otra escena memorable del cantautor |
La Habana, 1960. Alejandro cantaba en Caracas como cantaba esa noche en La Habana cuando él, en calidad de secretario general de la federación nacional de estudiantes, representó a los estudiantes colombianos en julio de 1960 en una conferencia juvenil latinoamericana en apoyo a la revolución cubana.
1960 fue también un año decisivo en el combate contra la contrarrevolución cubana y los preparativos para resistir la invasión que se sabía que iba a venir y efectivamente fue ejecutada en Playa Girón el 15 de abril del año siguiente.
Alejandro era el mismo comunista humilde que había viajado en 1960. Cuando lo entrevisté en 2003 me mostró las fotos que para él eran más importantes y valiosas que cualquier regalía, que nunca cobró por su canción: las fotos donde está con Fidel esa hermosa noche en La Habana.
–Qué significan unos millones de dólares a cambio de un pueblo entero que canta mi canción que también es mi aporte a la Revolución, me dijo.
Y contó que había agregado unas líneas a la canción con relación a la situación en Colombia:
“En Colombia se convierten las escuelas en cuarteles / En Cuba ya se acabaron esos malos procederes / ¡Cuba Sí, Yanquis No”!.
Fidel perdió la voz. Pero ¿cuál era el origen de la famosa canción y frase? le pregunté.
– En la conferencia del 4 de agosto éramos 900 delegados de todo el continente. Che había inaugurado la conferencia ese día y Fidel la clausuraría el 6 de agosto. En el presidio se encontraban todos los comandantes guerrilleros unidos desde la lucha en Sierra Maestra.
Fidel perdió la voz, cuenta Alejandro, y dijo a Raúl, su hermano, que dijera “al colombiano con el acordeón, tomar los micrófonos”, mientras que Fidel se recupera.
Resulta que Fidel había llegado unos días atrás a la casa donde Alejandro estaba albergado y esa noche escuchó la canción que desde esos momentos sería legendaria en todo el mundo.
Cuando Fidel perdió la voz a las 23.40 de la noche del 6 de agosto, Alejandro Gómez subió al escenario y comenzó cantar:
“Venimos a defender / la revolución cubana / porque es hermana gemela de la lucha americana / Cuba Sí, Cuba Sí, Cuba Sí, Yanquis No!”/
– A las cuatro de la madrugada, después de las canciones, las ovaciones y los coros con la misma frase, Fidel se había recuperado y reinició su discurso (Sic!).
Prepararse para la lucha armada. Alejandro, como muchos colombianos y latinoamericanos, regresaron a sus respectivos países después de la clausura de la conferencia juvenil en La Habana pero regresaron, como fue el caso de Alejandro, dos años después a La Habana. Allí comenzó una nueva etapa en la lucha política, la tarea armada.
La confrontación entre el imperialismo y la patria, entre oligarquías y los pueblos no dejaba, como en el caso colombiano, muchas alternativas.
– El Che me dijo varias veces que “ahora es tiempo de reemplazar el acordeón por el fusil”. También Fidel me dijo, pero con palabras más diplomáticas y no dijo “fusil” sino “guitarra”. Era imposible no interpretar el símbolo, relató Alejandro entre carcajadas ese día de julio de 2003 en su humilde apartamento en Bogotá.
Pasaron un par de años. Alejandro regresó a La Habana en un barco soviético de carga junto con 40 colombianos, pero no desde Colombia sino desde Helsinki, capital de Finlandia, donde había participado en el Festival de la Juventud y Estudiantes. La situación en Colombia era tensa. En Cuba se encontraban varios colombianos que posteriormente serian comandantes en las guerrillas de las FARC y ELN.
La misma lucha, Cuba-Colombia. – Nuestra preparación militar en Cuba era tanto en defensa a la isla como un comienzo de una nueva forma de lucha en nuestros propios países. Piensa que los gringos ya habían hecho la invasión a la Playa Girón y en la crisis de Octubre casi llevaron al mundo a una tercera guerra mundial.
Pero para Alejandro, el acordeón era preferible antes que la lucha armada. Durante un preparativo militar en Cuba, Alejandro tiró una granada de mano pero no llegó lo suficientemente lejos. Un fragmento de la granada entró en el cuello incrustándose solo a unos milímetros de la aorta. Quedó en el hospital en La Habana un largo tiempo donde fue a visitarlo el Che. Por recomendación de los cubanos regresó a Colombia. También la música es un frente de lucha, decían.
“Operación Laso” En Colombia comenzó el operativo militar dibujado por el Pentágono: “Operación Laso” (Latin American Security Operation). Los blancos militares de los aviones de guerra y los 16 mil soldados de la infantería del ejército colombiano eran solo 48 campesinos encabezados por Manuel Marulanda en la comunidad montañosa Marquetalia. La tarea era eliminarlos físicamente para que jamás pudieran expresar la palabra reforma agraria. Pero la historia ya la sabemos: en vez de derrotarlos lo que hicieron fue provocar al pueblo consciente de defenderse con lo que el Che le había enseñado a Alejandro en Cuba: el fusil en las manos.
Y Alejandro combatía con su acordeón y voz en su frente de lucha, compartiendo la consigna con los guerrilleros, tanto en Colombia como en La Habana;
¡Contra el imperialismo, por la patria!
¡Contra la oligarquía, por el pueblo!
Es extraño, pero esas consignas están más vigentes que nunca. Y a pesar de que Alejandro ya no esté con nosotros físicamente, pues siempre se gritará desde lo más profundo del corazón:
“¡Cuba sí, yanquis no!”
¡Que descanses, camarada, desde donde estés cantando junto con el Che!
About Author
Cali, Abril/58. Economista con estudios pos universitarios Universidad de la Habana-Cuba. Especialización Administración Pública UNIVALLE. Directivo Sugoviano y Líder Comunitario –JAC, Coordinador de Cuadra.
Escribe desde 1984, siendo su primer fragmento “Tristeza y Alegría”. Desde entonces no ha cesado de trazar unas cuantas líneas denominadas MI VOZ. Su escuela literaria su Tío el Escritor caleño Arturo Alape. Prepara compilación de sus trazos diversos pero unitarios: Imaginar Futuro como lo decía Galeano.
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