Es injusto, pero real. Infinidad de periodistas están expuestos a la desprotección y lo más doloroso: condenados al olvido.
Fernando Alexis Jiménez | Periodista independiente y dirigente sugoviano
La frase más demoledora que le escuché a Álvaro Leonardo Díaz, cuando nos vimos, fue “Me estoy muriendo en el olvido” Seis palabras que encierran un drama de vida.
Por supuesto, usted no sabe de quién se trata, de ahí que deba ponerlo en contexto. Es licenciado en educación, profesión que ejerció muy poco porque su vocación real, desde niño, era el periodismo. De ahí que no fuera extraño que convirtiera un computador en un piano de letras del que salían múltiples creaciones periodísticas, en radio inicialmente, y en la redacción del Diario Occidente, de Cali, cuya planta de redactores coordinaba.
Su forma de escribir, impecable. Riguroso en sus textos. Agradable de leer. Un muy buen reportero, de esa generación en vía de extinción que caracterizó a los periodistas de la vieja guardia.
Dedicó buena parte de su ejercicio profesional a cubrir la redacción política. Entrevistaba diputados, concejales y voceros de las diferentes vertientes políticas. “Todos se olvidaron de mí, hasta los colegas”, me dijo con un dolor que igual reflejan su rostro y sus ojos, con la mirada de un general cansado de librar mil batallas.
No tiene vivienda propia y está a las puertas de que lo saquen de una habitación que ocupa. Carece de seguridad social y, por tanto, al no tener servicio médico, le resulta imposible acceder a un buen tratamiento. Camina hasta seis kilómetros diarios, porque no tiene un peso para transportarse. Y al padecer una enfermedad degenerativa, nadie le da empleo.
Me pregunto: ¿Es justo que los políticos a quienes entrevistó le hayan dado la espalda? ¿Tiene lógica que hoy carezca de lo más mínimo para sobrevivir? ¿Es ese el destino final para un periodista que dejó sus mejores años detrás de noticias y crónicas?
Preguntas sin responder que se elevan como una nube gigante alrededor de Álvaro Leonardo Díaz, periodista y amigo. Jamás deja de lado una sonrisa, por encima de las circunstancias.
NOTA IMPORTANTE: El presente artículo forma parte de las columnas semanales que el autor publica dominicalmente en el Diario del Sur, periódico de amplia circulación en el suroccidente colombiano, así como en edición digital.
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