Álvaro Ruiz |
| Aunque no quieran admitirlo, el Club de Empleados del Departamento atraviesa por su peor momento. |
Si no está en quiebra, va camino de estarlo. Nos referimos al Club de Empleados del Departamento, que es suyo, que es de todos, un patrimonio que nos pertenece y al que tenemos que defender. ¿Y por qué encender las señales de alarma? Porque el último estado financiero—bastante desactualizado, por cierto—muestra que hay iliquidez financiera.
Uno no necesita un magister en economía para entenderlo: Si con el anterior gerente había recursos en bancos y ahora no los hay, entonces: blanco es, gallina lo pone y en pericos se come… hay iliquidez, y tampoco necesita ser un experto para comprender que cuando no hay plata de dónde echar mano, va de c…. camino para el estanco.
No nos llamemos a engaño: puede que las intenciones sean buenas, pero si no hay sentido común para el manejo de los asuntos financieros, lo más probable es que ponen en riesgo un patrimonio de todos. Un espacio de recreación que hemos sostenido con nuestras cuotas por años, y ahora, a las puertas de entrar en crisis.
¿POR QUÉ NO SE CONVOCA A REUNIÓN DE JUNTA?
Aun cuando el señor gerente piense que la forma de callarnos es hacernos subir gradas en la Fiscalía, seguiremos denunciando porque no estamos diciendo nada ajeno a la verdad.
Y, de la mano con esta afirmación, una pregunta: ¿Por qué no han convocado a reunión de Junta Directiva? Ese interrogante lo elevamos al doctor Yate—quien representa a la Gobernadora– y al gerente. ¿Por qué tanto silencio si el Club de Empleados del Departamento está boyante? ¿O será que el silencio obedece a que las cosas no van bien?
¿Y qué decir del Presupuesto? Lo aprobaron a las volandas, inflado. ¿Con qué propósito? Ay, bendito, cualquiera lo entiende: para gastárselo desaforadamente, raspar la olla, dejar en ceros lo que había dejado la anterior gerencia en los Bancos. También sobre este punto, el SUGOV hizo una seria advertencia en la reunión de Junta Directiva de este año. Nuestro voto, como es natural, fue negativo. Hemos sido la “piedra en el zapato”.
LO SACARON A LAS MATANDAS, Y AHORA, A PAGAR…
Al anterior gerente lo sacaron a las matandas. En reuniones de Junta Directiva—cuando las hacían—advertimos hasta la saciedad de que se iba a cometer una insensatez… pero como diría el humorista chileno Evert Castro: “Pobre Peraloca, se le dijo, se le advirtió, y no quiso hacer caso…”
Como es apenas previsible, el anterior gerente –a quien sacaron a sombrerazos pese a su buena gestión—demandó… y que viene ahora… pagar… ¿Le tocará pagar al Club, menguando lo poco que queda?¿O acaso responderán por la demanda los miembros de Junta Directiva que votaron a favor?
¿Y por qué SUGOV sacaba la cara por el anterior gerente? Aclaramos: No lo defendíamos a él, porque de hecho era de la corriente del nunca bien recordado Ubeimar, sino que evaluada su gestión, lo relevante no era su color político al que pertenecía sino lo que hacía… fue un gerente que posicionó al Club.
Y A LOS TRABAJADORES, GARROTE
Fiel a los postulados de su jefa, el gerente garrotea a los empleados. Le presentaron un pliego petitorio, y les ha dilatado su derecho a negociar. Tenía cinco días para nombrar negociadores y convocar a mesa, pero nada… Y en una carta que les entregó recientemente, señala que no hay plata y que, en ese orden de ideas, no hay forma de atender las pretensiones de los trabajadores.
Los trabajadores del Club son gente humilde, que vive de un salario modesto, y aun cuando se le brindan cortesías a los visitantes (¿Será que estamos equivocados, señor gerente?) a los empleados se les niegan las posibilidades de mejorar sus condiciones de vida.
A ellos los acompañaremos en la negociación del pliego en condición de asesores. No los vamos a dejar solos. Como lo hemos hecho siempre, daremos la pelea con ustedes, mano a mano.
¿Ve, y por qué mencionaron a la Gobernadora? Por dos razones: la primera, porque el gerente fue impuesto por ella, y la segunda, porque la Gobernadora está muy bien posicionada por lo que está haciendo en el Valle del Cauca, pero a nosotros, los empleados, no nos ha ido bien. En otras palabras: luz para los de afuera, y oscuridad para los de adentro.
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