De las enormes colas para tramitar el Pasaporte muchos sacan partido, desde el que piropea a la buenona de al lado como la señora que vende cosméticos por catálogo…
Por Fernando Alexis Jiménez
No hay derecho a que sigan las enormes filas de usuarios intentando obtener su Pasaporte. Por supuesto, al amparo de este calvario hay personas que hacen su agosto vendiendo tinto y pandebonos desde la madrugada cuando llegan los primeros parroquianos, Diego Daniel–El Concejal—que se rebusca lustrando calzado, la vendedora de periódicos y el tramitador avivato que se acerca y en voz baja y misteriosa le dice: “¿Desea sacar el Pasaporte?”. Lo que busca es venderle un puesto, entre los primeros. Tiene quien haga cola desde un poco más de la medianoche.
Pero al margen de esa situación están quienes pasan y al ver las enormes filas, gritan: “No saquen Pasaporte, ingratos; no se vayan del país…”, y el que sonríe con sorna y dice: “Eso es para que sigan votando por Ubeimar…” Uno se pregunta si semejante montonera de gente no es un atentado a los derechos fundamentales de todo colombiano y de paso, se cuestiona en dónde se encuentran la Ley y normatividad que disminuye la tramitología.
Es claro que buena parte de las captaciones se van para Bogotá, pero la responsabilidad de asegurar una buena atención a los solicitantes del documento es del Valle del Cauca. No se puede desconocer esa realidad, y nos asalta un tercer interrogante: ¿Será que acaso entre tanto contratista que ha traído la actual Administración, no hay quién pueda sumarse al equipo que atiende en Pasaportes?
Muchos compañeros pasan por entre la fila y esconden el carnet. Y con sobrada razón. En medio de la furia, los que están cansados de hacer cola, del sol inclemente y del calor insoportable, dicen: “Esos son los funcionarios públicos, miren como nos tienen”. Lamentablemente y de manera injusta nos califican con el mismo rasero.
Desconocen por supuesto que es el Gobernador quien debe aportar soluciones. Claro, hay quien saca partido de la situación y le echa el ojo a la señora cuarentona de faldita y con buenas piernas, o la vendedora de cosméticos de una firma por catálogo que termina haciendo sus contactos y negocios. Pero invariablemente todos miran varias veces hacia arriba, hacia el piso superior del Palacio de San Francisco y dicen entre dientes: “Viejo no-se-cuantas…”.
Y le aseguro, no se están refiriendo a la divinidad. Por supuesto que a la doctora Colombia no le va a gustar para nada esta Columna y lo más probable es que riposte. Pero ni ella ni sus inmediatos colaboradores y menos nuestros lectores pueden negar una realidad: El asunto de los Pasaportes le quedó grande a la Gobernación del Valle del Cauca, y aun cuando el doctor Vélez salga en Telepacífico a decir que las colas van a disminuir—argumentando que son ciclos históricos–, pasan los días y prosigue el calvario para sinnúmero de coterráneos.
A propósito, pesaba salir en vacaciones del país, pero viendo esas colas, prefiero quedarme en la casa pegado al televisor, pendiente de las películas del servicio de cable.
NOTA IMPORTANTE: La presente columna encarna el pensamiento del autor y no compromete necesariamente las apreciaciones del movimiento sugoviano.
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El Sindicato Unitario de la Gobernación del Valle del Cauca-Diverso pero Unitario, es una Organización Sindical de Industria y/o rama de actividad económica de primer grado y mixta, que tiene en su seno a Servidores Públicos adscritos en los Niveles Central-Descentralizado, EICES-ESES-de Nivel Dptal. y Funcionaros de Educación planta FODE .
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