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El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha señalado como referentes a izquierdistas como el mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y al expresidente ecuatoriano Rafael Correa.
Luis Eduardo Carvajal | Dirigente sugoviano
Mucha agua tuvo que pasar bajo el puente para que, por primera vez en su historia democrática, Colombia, con la elección en el 2022 de Gustavo Petro, tuviera un presidente de izquierda.
En ese sentido, ya ha mediados del siglo XIX, hubo vestigios de un socialismo exteriorizado por intelectuales radicales liberales, el cual fue más evidente a partir de los años 30 del XX, debido a la precaria situación económica del país, pero en Colombia y en gran parte del mundo, se imponía el capitalismo neoliberal, a excepción de la Unión Soviética, la nación socialista más poderosa del Planeta.
Sin embargo, en 1991 se produce la caída del “socialismo real”, con la disolución de la Unión Soviética, lo que le pone fin a la guerra fría y le abrió grandes espacios al capitalismo neoliberal.
Pero, el triunfo del liberalismo económico no significó el afianzamiento de su contraparte política, la democracia liberal. Los Estados Unidos surgían claramente como la gran potencia enfrentada, ya no a un rival similar, sino a múltiples focos de resistencia con identidades diversas que iban desde la lucha contra el neoliberalismo hasta la oposición a Occidente.
“UN CAMBIO DE VERDAD”
La noticia sobre el triunfo del candidato de la izquierda a la presidencia de Colombia, Gustavo Petro conmocionó al mundo y no era para menos, puesto que por primera vez y luego de más de 200 años de democracia, la izquierda lograba el poder.
“Lo que viene es un cambio de verdad”, anticipó el economista y exguerrillero de 62 años en su primer discurso público luego de ser electo.
Petro es el caso más reciente de un izquierdista de América Latina que llega al poder en una ola de descontento social con la clase política, la desigualdad y el estancamiento económico.
El triunfo de Gustavo Petro es histórico. Los conservadores de Colombia siempre han sido tenaces y duros”, sostuvo el presidente mexicano, el también izquierdista Andrés Manuel López Obrador, en un hilo de tuits.
DE EXGUERRILLERO A MANDATARIO
Petro militó en la guerrilla urbana y nacionalista del M-19 en las décadas del ’70 y ’80, un pasado por el que muchos intentaron asociarlo en la campaña electoral con la izquierda radical.
Sin embargo, el M-19 se desmovilizó en 1990 y Petro se presentó en este, su tercer intento de llegar a la presidencia, como un político moderado luego de haber sido senador.
PROPUESTAS
“La moderación en algunas de sus propuestas lo ha llevado a ser visto por un sector de la ciudadanía más como un candidato de centro izquierda que de izquierda radical”, dice Patricia Muñoz Yi, directora de posgrados en ciencia política en la Universidad Javeriana de Bogotá, a BBC Mundo.
De hecho, Petro ha negado que Colombia tenga que ir al socialismo y que él piense recurrir a expropiaciones o a reformas de la Constitución para ser reelecto como hicieron otros presidentes latinoamericanos de izquierda, lo que ha cumplido hasta el momento
Pero sí ha propuesto cambiar el sistema económico del país, mermar la extracción recursos naturales, una reforma agraria para terminar con los latifundios improductivos y ofrecer empleo en el Estado a quienes no lo encuentren en el sector privado.
“Vamos a desarrollar el capitalismo en Colombia”, dijo Petro en su primer discurso. “No porque lo adoremos, sino porque tenemos primero que superar la premodernidad en Colombia, el feudalismo”, agregó.
REFERENTES
El presidente de Colombia, Gustavo Petro ha señalado como referentes a izquierdistas como el mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y expresidente ecuatoriano Rafael Correa.
Petro “viene de una tradición de izquierda nacionalista y antiimperialista, un poco parecida quizás a la que inspira a López Obrador en México”, dice Yann Basset, profesor de ciencia política en la Universidad del Rosario en Bogotá, a BBC Mundo.
Y agrega que Petro tiene “un estilo agresivo, con discursos a veces populistas, que generan mucha resistencia y temores a que lleve a su gobierno a acciones un poco autoritarias,” lo que no se ha presentado durante el tiempo que lleva
Con la selección de Francia Márquez como vicepresidenta —la primera negra, feminista y ambientalista que llega al cargo—, Petro mostró voluntad de acercarse a temas de género, raza y clima de una izquierda más joven como la que representa Boric, señala Basset.
Y agrega que esto ocurrió pese a tensiones que la campaña de Petro tuvo con sectores feministas, que lo acusaron de rodearse de políticos de la “vieja guardia” con una visión machista.
Su idea de terminar con el enfoque prohibicionista de las drogas, lo aproxima más a figuras como el expresidente uruguayo José Mujica, otro exguerrillero, que a otros izquierdistas más clásicos de la región.
Pero claro que una cosa es la propuesta electoral y otra la forma en que se gobierna, sobre todo en un país polarizado y con claros contrapesos de poder.
COPARTIDARIOS EN LATINOAMÉRICA
La llegada de Gustavo Petro a la Presidencia de Colombia volvió a poner la lupa en un fenómeno reciente en América Latina: un nuevo giro de los electores hacia gobiernos con tendencia de izquierda.
Esta nueva ola inició con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en México, en 2018. Y detrás de él se fueron sumando Alberto Fernández (2019) en Argentina, Luis Abinadir (2020) en República Dominicana, Luis Arce (2020) en Bolivia, Pedro Castillo (2021) en Perú, Xiomara Castro (2021) en Honduras y Gabriel Boric (2021) en Chile, panorama que se amplió a finales del año pasado, con el triunfo en Brasil de Luis Inácio ‘Lula’ da Silva.
Ahora, las miradas del mundo, siguen puestas en Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda de Colombia, que luego de ser protagonista de la historia con su elección, busca continuar escribiéndola con un Gobierno, donde el tema de la Paz Total es una de sus grandes prioridades y en donde, como era de esperar, la oposición, siempre ha estado lista a mostrar sus dientes.
NOTA IMPORTANTE: El presente artículo compromete únicamente a su autor y no interpreta, necesariamente, el pensamiento sugoviano.
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