Duque es ilógico en sus decisiones. Para él, lo que hizo la turista europea, es intromisión en asuntos internos, pero no lo es el que una veintena de ex militares de Colombia participaran en el frustrado golpe de Estado y asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moise. De hecho, envió una delegación diplomática para que brinde asistencia jurídica y humanitaria a estos mercenarios, o en términos más parroquiales, paramilitares o paracos.
Por Fernando Alexis Jiménez – Dirigente sugoviano
La doble moral del presidente Iván Duque cuestionando los gobiernos de izquierda, a los que acusa de dictaduras, quedó evidenciada al ordenar la expulsión de la alemana, Rebecca Linda Marlene Sprößer, como retaliación al apoyo que brindó la joven a las protestas del Paro Nacional.
Desde la perspectiva del mandatario colombiano, ese es el ejercicio de la soberanía nacional. Para observadores del país y del extranjero, es una clara evidencia del estado dictatorial que enfrentan los colombianos y que fue puesto de manifiesto tras las recomendaciones que hizo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
La europea fue aforada en un vuelo que cubría la ruta Cali-Bogotá y Bogotá- Alemania y, como castigo, no podrá entrar a Colombia durante los próximos 10 años.
Si esa no es una decisión dictatorial, ¿qué si lo es? Duque es ilógico en sus decisiones. Para él, lo que hizo la turista europea, es intromisión en asuntos internos, pero no lo es el que una veintena de ex militares de Colombia participaran en el frustrado golpe de Estado y asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moise. De hecho, envió una delegación diplomática para que brinde asistencia jurídica y humanitaria a estos mercenarios, o en términos más parroquiales, paramilitares o paracos.
LA HISTORIA DE LA ALEMANA EN COLOMBIA
Rebecca Linda Marlene Sprößer se sintió atraída por Colombia, el país del realismo mágico que inmortalizó en sus creaciones literarias, el Premio Nobel, Gabriel García Márquez. Lo que jamás imaginó es que le tocaría vivir en carne propia esa inverosimilidad de los hechos que solo ocurren en un país como este, en pleno ombligo geográfico de América.
Desde el 15 de marzo pasado, cuando llego, recorrió lugares atractivos que subió a redes sociales. Comentó que se trataba de parajes paradisíacos, porque su propósito inicial no era otro que el de hacer turismo. Pero inmersa en esos recorridos, le tocó vivir el Paro Nacional que, particularmente en Cali, se vivió con mayor intensidad.
Fue allí cuando tuvo estrecho contacto con los jóvenes de primera línea. Los apoyó. Se tomó fotos con ellos. Se puso casco, careta antigases y hasta cubrió su cuerpo con la bandera de los colombianos, ¿Delito? No. No estaba propiciando un golpe de Estado como los connacionales en Haití. Simplemente, apoyó las manifestaciones.
Pero, como en Colombia protestar es un delito por cuenta de la mentalidad guerrerista del presidente Duque, la sacaron a sombrerazos, como si se tratara de la peor delincuente. Desde la apreciación del gobierno nacional, Pablo Escobar y quienes integraron los carteles del narcotráfico, son niños de kindergarden.
LA DETUVIERON POR DENUNCIAR
La detención de Rebecca Linda Marlene Spröße se produjo en unas circunstancias insólitas, propias de una telenovela en la que los buenos resultan ser los malos y viceversa. Para ser más específicos, una narrativa con matices Kafkianos.
Linda, como ella misma abrevia su nombre, fue víctima de un atentado sicarial el pasado 22 de julio. Y, como es apenas natural, fue a denunciar el hecho ante el CTI de la Fiscalía. La declaración la rindió en la sede del Comité de Presos Políticos en Cali y a una cuadra de allí, cuando terminó ese procedimiento, fue detenida por agentes de Policía y de Migración Colombia y dirigida, inmediatamente, al aeropuerto Internacional Alfonso Bonilla Aragón.
“Cuando llegué a Cali me enamoré totalmente de la gente, de la forma de vivir y decidí que quería vivir un tiempo más acá. Empecé a trabajar como voluntaria en una escuela muy reconocida de baile que se llamaba Arrebato Caleño, pero se intensificaron los toques de queda y ya no pudieron dar las clases que se hacían en la noche y quebraron después de resistir lo que más pudieron durante la pandemia. Esa fue una fuerte motivación para unirme a la gente que empezó a protestar. Después pensé que como en México había trabajado en periodismo, aquí también podría documentar con mi mirada lo que estaba sucediendo. Entonces empecé a grabar testimonios y abusos de la Policía y a mandarles eso a mis contactos que tenía de prensa”, dijo la joven alemana.
Su existencia comenzó a correr peligro desde que se solidarizó con las marchas y decidió hacer presencia en los diferentes puntos de resistencia de Cali. Por ese motivo, el Comité de Solidaridad de Presos Políticos ha cuestionado la expulsión de Rebecca Marlene Sproesser, como un procedimiento administrativo arbitrario del que tomó parte Migración Colombia, sin dar margen a ninguna reclamación.
No podría concluir sin enfatizar que, para quienes dudan que el presidente Duque es un dictador, sus acciones cada día tornan fehaciente la condición en que se encuentra Colombia, y anotar, por último, que el temor que nos asiste a quienes escribimos, es que nos terminen amenazando las fuerzas oscuras que siembran el terror y la muerte.
Blog del autor: https://cronicasparalapaz.wordpress.com/
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