Por César A. Luque F.
El sindicalismo colombiano pasa por una honda crisis, o sea, se puede hundir definitivamente en los viejos males, o por el contrario, flotar y levantarse sobre un ejercicio de autocrítica, que le permita romper amarres con esas causas y personas que lo tienen sometido, mientras una alta “dirigencia” sindical, salvo contadas excepciones, goza de gran confort, a la par que los luchadores, quienes con las uñas dignifican el ejercicio sindical, sufren persecución y señalamiento, aún de aquellos que posan de revolucionarios, no pasando de espantapájaros de cafetín, que aprendieron algunas frases de hombres y mujeres que nos enseñaron a luchar, con las que descrestan ingenuos, usando de manera injustificable los pocos recursos económicos de los sindicatos en actividades que en nada los fortalecen, más bien los debilitan.
Por orden legal un afiliado a un sindicato o los beneficiarios de una convención, aún sin ser afiliados, deben aportar entre 1 y 1.5% de su salario mensual, como lo establezcan los estatutos sindicales, recursos que deberían ser destinados para el funcionamiento del sindicato, y por estatutos y definición filosófica para de manera digna, representar a los trabajadores, luchar por sus derechos, conquistar mejores condiciones laborales, y por ningún motivo, entregar los derechos alcanzados en luchas pasadas, por los que con sus manos y su inteligencia producen riqueza, esa de la que nunca disfrutan, mientras ven en los medios de comunicación frívolos y de grandes cacaos, a sus explotadores y sus inútiles testaferros, gozando de grandes haciendas, mansiones, hoteles de lujo, yates, aviones privados, y demás lujos, mientras millones de colombianos sufren miseria y pobreza, y casi un 70% está en la informalidad o el rebusque.
El desastre no está por venir, estamos en el desastre, y en el campo sindical, este se agudiza cuando algunos directivos sindicales venales, huérfanos de ideología, usan los recursos económicos para hacer fiestas, pagar bonos, darse la gran vida, hacer turismo y burocracia sindical, venden los bienes del sindicato desapareciendo los dineros obtenidos, y hasta reparten regalos entre los afiliados, muchos de los cuales, incultos, faltos de consciencia de clase, precisamente porque el sindicato nunca ha usado sus recursos para capacitarlos, creen que esos son los buenos dirigentes sindicales, sin saber que ellos están condenando a los trabajadores a una mayor desgracia, ya que amparados en la ignorancia de la mayoría, se benefician de cruces y favores del patrón y de los representantes del Estado.
Ante ese oscuro panorama es que se hace indispensable hacer la diferencia entre directivos y dirigentes sindicales, siendo los primeros, aquellos que se endiosan y por todos los medios, habidos y por haber, hacen que todo lo del sindicato gire en torno suyo, como si fueran indispensables, mientras los segundos, son aquellos que capacitados o en proceso de serlo, consideran indispensable trabajar en equipo, unir fuerzas, ir capacitando a quienes habrán de venir a reemplazarlos, asegurar el futuro del sindicato. Esa distinción la deben hacer las bases, sacudiéndose de los primeros, agrupándose alrededor de los segundos, para fortalecer sus sindicatos, los que fuertes pueden avanzar en la concreción de condiciones dignas y justas de trabajo, como lo manda la Constitución Política. No es época de falsos mesías, en cambio sí es el tiempo de los capacitados, de los luchadores, de los que a diario se forman, de los que no están dispuestos a renunciar, sabiendo que son los trabajadores los llamados a transformar la realidad nacional, sin más reformas inútiles.
Hoy se requiere una gama de dirigentes sindicales, de diferentes tendencias, capaces de liderar las luchas por venir, incluyendo salir del vergonzoso 4% de afiliados a los sindicatos en el país, que capaciten a la base trabajadora, y se capaciten ellos mismos, usen escrupulosamente los recursos sindicales para lo que toca, la organización y el adelantamiento de las tareas sindicales, que van desde tener las cuentas claras, hasta contar con profesionales de diferentes especialidades que apoyen el trabajo sindical, en el campo de la medicina, el derecho, la economía, y otras profesiones más, pero además que en cualquier momento se tengan recursos que permitan tener lo necesario para cualquier lucha, como una sede cuando se puede, y ojalá un equipo mínimo de sindicalista que incluya impermeable, paraguas, estatutos, bandera, pendones, etc., para ir a la marcha o al mitin, sin importar si llueve o hace sol.
Es para la actividad sindical que están consagrados los recursos, pudiendo incluso cualquier miembro de la base llevar ante la justicia penal, al directivo que use o permita el mal uso de los recursos, en actividades que no tocan, como cuando se convierte el sindicato en un club social, donde brillan los agasajos y los bonos, mientras se pierden los derechos. Es que cuando el sindicato se dedica a dormitar a la base mediante dádivas, el patrón va por los derechos de sus trabajadores, porque los tiene a su merced, ya que entonces la organización sindical no sirve sino de mampara de filibusteros y falsos profetas. Es hora de desenmascararlos y seguir adelante, los trabajadores de hoy, y las generaciones futuras, requieren la lucha, ya que la lucha de hoy, serán los derechos de mañana, así como las luchas de ayer, son los derechos que hoy tenemos, así hayan sido recortados, entre otras causas por la debilidad del movimiento sindical, indispensable en cualquier democracia.
Un directivo sindical que dilapida los recursos del sindicato, dando regalos, viajando sin ton ni son, haciendo fiestas para que todos se emborrachen, y que hace populismo con los escasos recursos sindicales, no es un buen dirigente, por el contrario, con su conducta impide que en el sindicato haya capacitación para sus dirigentes y la base, debilitándolo cada vez más, aunque la gente de forma temporal este feliz en la fiesta, a largo plazo, cuando vengan los embates de las empresas serán presa fácil, y entonces se verá a quienes los postraron, los falsos dirigentes, pero será tarde. Ahora vienen apareciendo otra forma de esos directivos, los que con patrocinio internacional acostumbran a la gente a la holgazanería, a los inmerecidos beneficios, sacrificando el espíritu de lucha para la defensa de los intereses de los trabajadores.
Necesitamos consolidar el movimiento sindical, para defender el país, y prevenir que generaciones futuras vuelvan a ser esclavas con contratos basura, informalidad, rebusque. Vea a su alrededor y contribuya, no sea que en su sindicato pase esto, y usted no se haya dado cuenta. Es contra usted.
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El Sindicato Unitario de la Gobernación del Valle del Cauca-Diverso pero Unitario, es una Organización Sindical de Industria y/o rama de actividad económica de primer grado y mixta, que tiene en su seno a Servidores Públicos adscritos en los Niveles Central-Descentralizado, EICES-ESES-de Nivel Dptal. y Funcionaros de Educación planta FODE .
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