Nicolás Maduro: de la democracia a la dictadura

Por Fernando Alexis Jiménez| Dirigente del SUGOV

De Maduro hablan todos. Unos pocos, bien, pero la mayoría con encono. Razón tienen. No hay justificación para sus excentricidades. Recibió un país en ejercicio de la democracia y, progresivamente, lo llevó a la dictadura. Una demostración de irracionalidad, de tozudez, de falta de sentido común. Y todo al amparo de una ideología política.

Jamás he negado mi militancia en la izquierda; Camilista, para ser específico. Me identifico con la aspiración de la dictadura del proletariado—el gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo en cabeza de la clase obrera–, pero jamás comulgaré, y estoy seguro de que usted tampoco, con las arbitrariedades.

Me sorprenden compañeros de lucha a quienes veo haciendo defensa a ultranza de Maduro, a quienes muchos llaman jocosamente Maburro. Pretenden esconder el sol con un dedo, argumentando que está haciendo una viva defensa de la institucionalidad. Pero, ¿acaso él mismo no ha desconocido la institucionalidad al deslegitimar la Asamblea Nacional, y además, validad un proceso constituyente sobre el cual quince países latinoamericanos, los Estados Unidos y naciones europeas, han expresado serios reparos?

Desde mi humilde perspectiva, Maduro es una vergüenza para la izquierda. ¿Acaso no es la misma izquierda la que defiende la libertad, el respeto a la opinión ajena y a la pluralidad de pensamiento? Entonces, ¿Por qué hacer lo mismo que tanto cuestionamos de la ultraderecha?

Desdice mucho de su gobierno el que se hayan denunciado altos niveles de corrupción; que las fuerzas militares repriman con balines y tiros de fusil a quienes marchan en las calles; que utilice los medios de comunicación para promover sus apreciaciones políticas alienadas, y por supuesto, la paranoia que le lleva a pensar que todos alrededor están conspirando en su contra.

Maduro debe irse. Distinto es que, debería proseguir el modelo de Chávez, que probó la redistribución social de las ganancias del petróleo, llevando a la población a una crisis sin precedente histórico.

Si Maduro se niega a declinar para dar lugar a unas elecciones, pasará a la historia como un dictador irracional que midió su eficacia a partir de la brutalidad de la bota militar. Y concluyo diciendo: Si el modelo chavista reviste acogida en medio de los venezolanos, se impondrá en unos eventuales comicios.  

NOTA IMPORTANTE: La presente columna interpreta el pensamiento del autor y no necesariamente expresa la filosofía del movimiento sugoviano.