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Crecen asesinatos de sindicalistas en Colombia |
Por Fernando Alexis Jiménez
Ya pasaron no solo las honras fúnebres sino hasta el novenario, y pocos se acuerdan de Edith Santos. Estoy seguro que usted no sabe de quién le estoy hablando. En poco más de una semana, su vida e historia pasaron a ser parte de las estadísticas, otro número más en un país donde a nadie la preocupa la muerte de un líder popular. Para los únicos que no ha muerto es para sus familiares y para quienes en Colombia ejercemos el sindicalismo.
Edith Santos era esposa, madre de familia, una persona preocupada por los derechos de los trabajadores, lideraba procesos sindicales en el sector petrolero del Meta. Recibió dos impactos cuando se encontraba en la inspección de San Isidro de Chichimene, en el municipio de Acacías, como oportunamente informó la Unión Sindical Obrera de la Industria y el Petróleo (USO) en un comunicado.
Además de la dirigencia obrera en el Sindicato Nacional de Profesionales de la Seguridad (Sinproseg), ejercía la presidencia de una asociación comunitaria de Acacías. Creía en la paz, en un país con justicia social y sólo andaba armada con ideas, pancartas y consignas. La mataron por pensar, porque pensar y opinar distinto se ha tornado muy peligroso en Colombia.
La Central Unitaria de Trabajadores –CUT—de la que era activista, lamentó la trágica muerte y pidió que se investiguen los hechos y que el Estado señale quiénes son los responsables.Que su crimen como el de tantos otros sindicalistas no quede sumido en el olvido, en los anaqueles de los casos sin resolver.
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Edith Santos, la sindicalista asesinada en Acacías, Meta |
Crece número de crímenes a sindicalistas
Desde enero del 2008 hasta el día de hoy, han asesinado a 3.142 sindicalistas en diferentes ciudades y municipios de Colombia, 216 han sido sometidos a desaparición forzosa, 83 fueron torturados y 163 sucumbieron al secuestro.
Un informe de la Organización de Naciones Unidas señala que, una de las principales causas de muerte agotada en la vida de la dirigencia nacional obrera, tiene relación con la estigmatización que se les hace de ser cercanos a la insurgencia, macabra estrategia de las manos oscuras del país para acallar la protesta social y la defensa de los derechos laborales.
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Ejercer el sindicalismo en Colombia se ha tornado muy peligroso |
Se estima también que el 94.4 por ciento de los asesinatos permanecen en la impunidad. Hasta el mes de agosto de 2011 tan sólo se registraban 223 sentencias judiciales de más de 2.700 homicidios a sindicalistas, denunciados con pruebas irrefutables. A partir de entonces existe un silencio absoluto alrededor de las investigaciones. No se sabe qué pasó con las “exhaustivas averiguaciones para dar con los responsables“. Hay un vacío de información del 78,11 por ciento donde no se sabe quiénes fueron los autores ni materiales, ni intelectuales de los asesinatos a sindicalistas, sin embargo, se estableció que el 14,04 por ciento corresponde presuntamente a grupos paramilitares, 5.09 por ciento a grupos guerrilleros y 1.69 por ciento a agentes del Estado.
La violencia contra sindicalistas está concentrada mayoritariamente en cuatro departamentos del país: Antioquia, Valle, Santander y Cesar. Las ciudades en las cuales se han registrado más asesinatos son Medellín, Cali, Barranquilla y Montería.
En su momento la Organización de las Naciones Unidas planteó la urgencia de dinamizar los procesos de investigación para que no prevalezca la impunidad e igualmente establecer un sistema de alertas tempranas en la Defensoría del Pueblo, específicamente orientada a dirigentes sindicales, populares, estudiantiles y promotores de los Derechos Humanos. ¿Y de la OIT? Bien gracias…, ellos no se pronuncian drásticamente a pesar de constituir una organización que dice velar por la defensa de los derechos laborales en el mundo entero.
¿Por qué seguimos empecinados en ejercer la actividad sindical? Porque somos fieles a nuestra naturaleza, a nuestra condición de clase trabajadora. Seguimos empecinados porque creemos que en un Estado que se precia de democrático, tenemos derecho a pensar distinto. Seguimos empecinados porque todavía estamos aferrados a la utopía de un país con igualdad y justicia social. Seguimos empecinados porque creemos que se puede alcanzar la paz. Seguimos empecinados porque creemos que no nos encontraremos con una “bala perdida” disparada por no se quién desde no sé dónde.
Al igual que mis compañeros sugovianos, tengo una esposa y unos hijos a los que amo. Por eso, y aunque todo apunta a que seguimos corriendo peligro, me permito decir: “No me maten, soy sindicalista“. Nuestras únicas armas son las ideas y los sueños, y luchar por la defensa de los derechos de los trabajadores.
NOTA OBLIGATORIA: Este artículo expresa la opinión del autor y no necesariamente interpreta el pensamiento del movimiento sugoviano, cuyas decisiones son asamblearias.
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El Sindicato Unitario de la Gobernación del Valle del Cauca-Diverso pero Unitario, es una Organización Sindical de Industria y/o rama de actividad económica de primer grado y mixta, que tiene en su seno a Servidores Públicos adscritos en los Niveles Central-Descentralizado, EICES-ESES-de Nivel Dptal. y Funcionaros de Educación planta FODE .
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