Doña Barbarita llegó justo cuando Dioselina estaba intentando conectar la bola de cristal a la Internet. Le daba golpes y procuraba, de nuevo, navegar en el ciberespacio. —Ve, te modernizaste Dioselina… —Ay, pues tocó mija. Con tanta clientela, esa bola de siempre ya no funciona igual. Te aseguro que, en poco tiempo, llegan incautos y […]