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Otros ‘ilustrados’ e ‘inmunes’ al conglomerado de riesgos del calentamiento global, opinan que la apuesta por descarbonizar el mundo, como se plantea desde Colombia, es una utopía y se oponen a sus metas de corto plazo.
Por Guillermo Sánchez | Comisión de Reclamos
Cuando aún no superamos las asombrosas temperaturas que deja el fenómeno del Niño, consecuencia de la crisis climática mundial, la ministra de Medio Ambiente, Susana Muhammad, enciende de nuevo las alarmas porque que al final de la asfixiante temporada de calor, los colombianos podríamos encontrarnos literalmente con el agua hasta el cuello.
Así se desprende del más reciente reporte del IDEAM, que alertó sobre un 60% de probabilidad de ocurrencia del fenómeno de la Niña hacia el mes de octubre del presente año.
Pese a los evidentes efectos de la crisis climática, algunos ‘terraplanistas’ atribuyen los fenómenos climáticos actuales a ciclos naturales del planeta. Genios alineados con grandes capitales que provienen de industrias extractivas, como los hidrocarburos.
Otros ‘ilustrados’ e ‘inmunes’ al conglomerado de riesgos del calentamiento global, opinan que la apuesta por descarbonizar el mundo, como se plantea desde Colombia, es una utopía y se oponen a sus metas de corto plazo.
En septiembre de 2015 Colombia suscribió, junto a más de un centenar de naciones del mundo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Acuerdo en el que siete de las 17 líneas que lo componen, apuntan a acciones urgentes que reduzcan los gases de efecto invernadero.
Las metas para alcanzarlos (año 2030) no la impuso Colombia, se acordó con la comunidad internacional en el seno de la ONU. Por lo tanto, no es un capricho del actual gobierno acelerar el tránsito hacia las energías limpias y reducir la dependencia económica del petróleo, que además de contaminar, ha fungido, en la historia reciente de la humanidad, como detonante de cruentos conflictos en el mundo.
De manera general Colombia se ubica, según el más reciente informe del DNP sobre cumplimiento de los ODS, en un 60,2%. Entre los tres objetivos más rezagados se halla el de Energía Asequible y no contaminante, cuyo avance es de 38,9%. Ello representa el mayor dolor de cabeza en el mundo por el uso de combustibles fósiles para la producción de energía.
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