Por Luis Eduardo Carvajal P. | Dirigente Sugoviano
En nuestros tiempos son muchas las personas que al escuchar el nombre de Leonardo Da Vinci, lo asocian con la pintura y se acuerdan de ese maravilloso cuadro que es la “Última Cena”.
Pero lo cierto es que Leonardo Da Vinci, fue un artista, polifacético, un sabio renacentista, poseedor de amplios conocimientos, en toda clase de materias, lo que hizo de él, un ser excepcional.
Claro que lo era puesto que además de ser un pintor extraordinario, fue un sabio en temas tan complejos como el de la aerodinámica, la anatomía, la botánica, la poesía y tampoco le eran extraños otros temas más mundanos como el de la culinaria.
Naturalmente que se le conoce más, por la pintura, la arquitectura y la escultura, por lo que hace parte con Miguel Ángel y Rafael de lo que se conoce como la Santísima Trinidad del Arte Renacentista.
UNA LEYENDA
Esas cualidades hicieron que en su época se convirtiera en una leyenda, rodeada de toda clase de hechos como sus inventos futuristas, las escrituras cripticas y sus magistrales pinturas, de las cuales se afirman que contienen, como en el caso de La Última Cena, mensajes secretos.
Leonardo nació en 1452 en la villa toscana de Vinci, hijo de una campesina y un notario, que tendría 11 hijos (todos varones) en total. Su insaciable curiosidad se manifestó de niño: ya dibujaba animales mitológicos, híbridos entre realidad y fantasía.
Tal era el realismo y la calidad de sus dibujos que un día al entrar su padre a la casa, sufrió el susto de su vida, al encontrarse de buenas a primeras, con las misma Medusa, llena de serpientes en la cabeza.
Naturalmente que se trataba de un dibujo del joven Leonardo, quien de esta manera empezaba a dar muestras de su genialidad.
Leonardo perfeccionó sus extraordinarias cualidades en el taller de Verrocchio, donde tanto en la pintura, escultura y demás artes, no tardó en superar a su maestro.
De esta manera se interesó en una nueva técnica llegada de Holanda: la pintura al óleo, con la que logró grandes y significativos cambios en la composición y claroscuro de sus pinturas.
Luego tuvo el gran acierto de empezar un periplo por diferentes cortes, a la Florencia de los Médicis, al Milán de Ludovico Sforza, donde se desempeñó no sólo como artista; sino también como ingeniero militar (Italia estaba en continua guerra entre sus múltiples mini-estados), urbanista, músico y luthier. De este modo, durante años desarrolló increíbles tratados científicos y futuristas ingenios: el submarino, misiles, escafandras, helicópteros y otros ingenios que se hicieron realidad con el paso del tiempo.
LA ACUSACIÓN
A los 24 años fue acusado de sodomía y de abusar sexualmente de sus alumnos. Leonardo era homosexual, y aunque en la época era bastante habitual, quedaría marcado socialmente. Aun así, ya era uno de los mayores maestros de Italia. Arte y ciencia eran su mundo.
Leonardo era bastante inquieto y no dejó nada sin experimentar, por lo que también se metió a la cocina. En ese sentido, se recuerda que el gran genio era totalmente vegetariano y de manera despectiva llamaba a quienes comían carne como “devoradores de cadáveres”.
Al respecto, es de destacar que Leonardo Da Vinci no tenía reparo de robarse cadáveres en los cementerios para diseccionarlos y ampliar sus conocimientos de anatomía.
ÚLTIMOS AÑOS
Leonardo Da Vinci, transcurrió sus últimos años en Roma, en el Palacio de Cloux, como «primer pintor, arquitecto y mecánico del rey». Su brazo derecho quedó paralizado, pero tenía una mano izquierda igual de hábil. De hecho, se sabe que, pese a su dislexia, podía escribir con una mano hacia adelante, y con la otra hacia atrás.
Hasta las postrimerías de su vida, Leonardo Da Vinci no dejaría de trabajar en toda disciplina conocida, por lo que sin ninguna duda es considerado como uno de los artistas más grandes del mundo. Quizá, el mejor, teniendo en cuenta la época en la que vivió.
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